Alimentación

El avestruz, al igual que todas las aves, carece de dientes y presenta escasa movilidad en la lengua, por lo que no realiza masticación alguna sobre lo que ingiere. Coge el alimento con el pico y lo hace avanzar hacia la apertura del esófago.
Es un animal herbívoro con capacidad para digerir la fibra, aunque no es un herbívoro estricto; de hecho, algunos autores lo consideran omnívoro, pudiendo ingerir pequeños animales y artrópodos. Incluso se ha observado consumiendo restos de carroña abandonados por animales carnívoros. Al consumir vegetales, prefieren flores y frutos, desechando generalmente las hojas. En su voracidad pueden llegar a ingerir piedras, rocas o minerales, que retenidas en su organismo ayudan a moler los alimentos. Poseen, por tanto, un gran apetito, no resistiendo demasiado tiempo en ayunas, pero en estado salvaje pueden soportar largos periodos sin beber agua (al igual que el camello), aunque según la edad, el tamaño del avestruz y otros factores esto puede afectarle de una u otra forma; en cautividad y en ejemplares de 4 a 6 meses, de prolongarse la carencia de agua por más de 48 horas se observa una disminución aproximada de peso corporal en un 30% y se observa que, a partir de 24 horas con privación de agua, el animal reduce considerablemente su ingestión de alimento.
A diferencia de la mayoría de las aves, los avestruces no poseen buche donde almacenar el alimento; por el contrario, su proventrículo y molleja son más largas que las de las demás aves y en proporción a sus cuerpos, por lo que es ahí donde almacenará y fermentará todo lo que ingiere. Además, la molleja de las avestruces posee una pared gruesa de capa muscular muy desarrollada.